Un día cualquiera en Tecnópolis
Javier es un adolescente de 16 años, todas las mañanas se tiene que levantar a las ocho para acudir a su instituto. Hoy la cosa ha cambiado porque está enfermo y no puede levantarse de la cama. La época de exámenes está llegando y no puede permitirse faltar a las clases, pero esto no es un problema para él porque con los avances que han tenido las comunicaciones, a través de su ordenador, sin moverse de la cama, puede ver perfectamente el desarrollo de sus clases.
En el instituto han puesto unas cámaras que están conectadas a Internet y así Javier con tan solo meterse en la página del instituto puede observar su clase.
Después de comer Javier todavía no se siente con fuerzas para levantarse y decide ponerse a ver la televisión. Su televisión es una lámina finísima en la pared y con tan solo pronunciar la palabra “enciéndete” ya se activa, no tiene mando porque solo hace falta ordenarla en voz alta lo que quieres que haga.
Más tarde, su ordenador portátil (que es un minúsculo ordenador de bolsillo) empieza a sonar, alguien está llamando a Javier. Éste pulsa una tecla verde y al instante una imagen sale de la pantalla del ordenador, esa imagen pertenece a la de su amigo Víctor. Están un buen rato hablando de sus cosas y al final se despiden, Javier vuelve a tocar otro botón y la imagen desaparece.
Al final del día parece que Javier ya ha recuperado todas sus fuerzas y se siente con ganas de ir mañana el instituto.Antes de acostarse Javier no se olvida de poner la alarma, que le despertará lanzándose sobre su cama
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